Mittwoch, 13. Juni 2018

Una oración de ayuda

Mike conocía la mitad de mi historia y por eso no necesitaba explicar mucho. Primero le mostré la palabra muerta en la pared y luego lo llevé al baño. Allí le mostré que Willi te saluda y le expliqué en palabras cortas la conexión. Cuando terminé, asintió brevemente y luego dijo: ¡Vengan, oremos!              
    Así que nos paramos en una esquina de una ventana en el pasillo y Mike comenzó a orar: "Señor Jesús, no entendemos exactamente lo que está pasando aquí. Y no necesitamos saber eso tampoco! Pero queremos pedirle que ponga fin a estos procesos. Por favor, dale a Heiner un buen sueño. ¡Amén!" "¡Amén!" Me uní.                                          
     De vuelta en el aula le dije a Mike: "Siento haberte despertado. Ya no sabía cómo ayudarme a mí mismo".  "Muy bien", dijo, "¡así es! Ahora acuéstate. Ahora dormirás bien".

Cuando me desperté a la mañana siguiente, me sentí algo recuperado. La mayoría de ellos ya se habían levantado y una y otra vez algunos desaparecieron con una toalla y un neceser en dirección al lavabo y a la ducha.  Mike se me acercó, ya completamente vestido. "¡Buenos días, Heiner!  Bueno, ¿cómo dormiste?", preguntó. "¡Sí, bastante bien! La oración me ayudó", respondí.                  
    Cambió de tema: "¿Sabes lo que quieres hacer hoy?" "¡No, realmente no tengo un plan!" "¿Qué tal si desayunamos? Podrías ir a la Casa de Jesús con Uli y conmigo. Hay una mesa de desayuno preparada para las escaleras. Estoy seguro de que eso no es un problema si se puede entrar en él", sugirió. "No es mala idea", estuve de acuerdo, así que un poco más tarde los tres nos fuimos a la Casa de Jesús.

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